📖 Mateo 23:1–15 (RVR1960)
Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:
2 En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos.
3 Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen.
4 Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas.
5 Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos;
6 y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas,
7 y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí.
8 Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos.
9 Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos.
10 Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo.
11 El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo.
12 Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
13 Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.
14 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación.
15 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros.
Los que quieren ser los primeros en ser vistos, o se creen más que otros, o piensan que tienen autoridad para decir qué está bien y qué no… primero deberían inspeccionarse a sí mismos.
Me ha pasado de hablar con personas que creen que lo saben todo, y normalmente es todo lo contrario: profesan saber, pero —como el Señor mismo muestra con los fariseos— terminan siendo sepulcros blanqueados.
En este texto, Jesús les habla directamente a los fariseos. Les dice que los que sean siervos van a ser los primeros en el Reino, no ellos, que estaban ahí haciéndose ver.
Lo más popular no siempre quiere decir que sea lo bueno.
De hecho, si uno hace las cosas bien, es muy posible que tenga poca gente cerca. Porque ser honesto muchas veces te gana enemigos.
Pero el Señor Jesús nos da el ejemplo: Él, siendo la imagen de Dios, se ganó muchos enemigos, entre ellos los saduceos y los fariseos.
También tuvo muchos seguidores. Pero discípulos cercanos, pocos. Y esos pocos fueron los que lo amaron, creyeron en Él y obedecieron.
Si nos preguntamos cuál fue la medida de integridad del ministerio de Jesús, podemos mirar lo que el Padre decía de Él.
Y eso es lo que nos debería importar: lo que Dios dice de nosotros, no lo que digan los demás.
Sí, es importante también la opinión de quienes nos aman, de personas que nos quieren. Pero primero, la aprobación del Padre.
Jesús dijo: “Muchos serán llamados, pero pocos serán escogidos” (Mateo 22:14).
Y también dijo: “En esto conocerán que son mis discípulos, si tuvieran amor los unos por los otros” (Juan 13:35).
Él ya sabía que pocos iban a creer, pocos iban a seguirlo de verdad, pocos iban a obedecer.
De hecho, muchos de sus primeros discípulos se apartaron (Juan 6:66).
Pero eso no hizo que Jesús se frene. Al contrario. Él sabía que había venido a hacer algo superior a lo que los demás podían decir o pensar.(Lucas 2:49)
Eso no quiere decir que no haya tenido momentos difíciles. Los tuvo.
Jesús, antes de ser entregado, pasó un momento horrible en Getsemaní (Mateo 26:36–46).
También fue tentado en el desierto (Mateo 4:1–11).
Y en ambos casos, recurrió a la Palabra de Dios (Mateo 4:4, 7, 10) y a la oración (Lucas 22:41–44).
Esas dos cosas tienen que ser claves en nuestra comunión diaria.
Tienen que estar primero antes que cualquier cosa que puedan decir otras personas.
Entonces:
Vas a seguir preocupándote por lo que otros miran de vos, ¿o vas a mirar hacia arriba, al Padre Celestial, y obedecer y creer lo que Él quiere y dice de vos?
¿Vas a mirar a tus lados y ver quiénes tenés cerca para servirlos y amarlos primero…
o vas a mirar a unos metros más allá, a lo que digan algunos que se quejan de vos, que siempre están para criticarte y odiarte y tirarte abajo?
Porque nos va a juzgar a cada uno por cómo hayamos vivido (2 Corintios 5:10),
cómo usamos el tiempo que Él nos dio (Efesios 5:15–16),
si amamos a los hermanos y hermanas (1 Juan 3:14),
si administramos bien los dones (1 Pedro 4:10).
Que siempre te preocupe lo que dice Jesús primero.
“Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu Señor.”
(Mateo 25:21)