“Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos.”
Mateo 22:14
“Entrad por la puerta estrecha.”
Mateo 7:13
Antes, cuando iba al supermercado y tenía que comprar huevos, elegía los más económicos: el maple de 30 huevos. Yo soy de desayunar y merendar eso. 🐔🐣
Un día me di cuenta de que en la góndola había maples chiquitos, de 6 huevos, con una foto de gallinas sueltas en el pasto. “Huevos de campo”, decía. Eran muchísimo más caros, esos 6 huevos costaban lo mismo que el maple grande.
Aun así, me animé a comprarlos, pensando en las gallinitas del dibujo.
Buscando un poco, confirmé que sí: hay gallinas que las crían sueltas, en pastos, y les sacan los huevos mientras viven una vida relativamente normal.
En cambio, la mayoría de los huevos que consumimos vienen de gallinas que lamentablemente nunca vieron la luz del sol.
Una persona puede elegir lo que consume. El precio varía, pero también las consecuencias.
¿O tal vez no son tan pequeñas esas consecuencias?
Porque yo sé que, comprando el maple caro de menos huevos, al menos colaboro con que sigan existiendo esas gallinitas que pastan libres..
Y entonces:
¿Cuántas veces lo barato, lo fácil, lo rápido, termina sosteniendo sistemas que no queremos sostener?
¿Y cuántas veces lo caro, lo escaso, lo difícil… es lo que es bueno?
Y me hace pensar en el Reino.
Lo fácil, lo barato, lo que viene en cantidad… no siempre es lo mejor.
A veces, lo escaso, lo más caro, lo que casi nadie elige… es lo que vale más.
El Reino de Dios: No es masivo. No es popular. Es costoso. Es la puerta estrecha. Pocos la eligen.
Pero los que lo hacen, colaboran con que ese Reino siga creciendo… como la semilla de mostaza.

